08 octubre, 2010

Ana, 25 Septiembre.



Llegó a la biblioteca de la facultad por vez primera. Era antigua, gigantesca. Por las ventanas se colaban pequeños rayos de sol que hacían brillar las diminutas motas de polvo que invadían el lugar.
Observó detenidamente las kilométricas estantería llenas de libros, "económicas, económicas, ¿Donde estará?".
Finalmente, y gracias a la ayuda de una de las bibliotecarias logró encontrar lo que buscaba: "Economía aplicada a la empresa Vol. I".
La antipática mujer le señaló un extraño aparato por el que debía pasar el libro para hacer efectivo el préstamo. Sin rechistar ni preguntar se dirigió hacia ella.
Había cola. Claro, era la única máquina de ese tipo en toda la biblioteca, y parecía que las bibliotecarias se negaban a trabajar. Suspiró. Tardaría un rato en salir de aquel sitio.
"Muy buenos días" le susurró alguien al oído.
Ella sabía quien era, digamos que esa forma de hablarle era inconfundible. Sus mejillas se encendieron al instante:
-Buenos días- respondió ella, dándose la vuelta.
En ese momento, al verle allí, de pie, sonriente, satisfecho, recordó lo ocurrido el día anterior y no pudo más que ponerse aún más roja:
-Bonito reloj - le dijo Manuel.
-Gracias, me lo regaló... Alberto.
Silencio absoluto.
La cola avanzaba, y pronto llegó el turno de Ana:
-Ya está, tu turno Manu.
-No, hoy no voy a sacar ningún libro- le susurró, riendo.
Ella sonrió también, era inevitable.
Salieron juntos de la biblioteca, demasiado pegados el uno al otro. En ese momento la urgencia de la chica por tocarle era tal que no le importó lo más mínimo:
-Hoy estás distinta, te noto... ¿más abierta?
"¿Más abierta? Qué querrá decir con eso" se preguntó a si misma.
Caminaron sin rumbo por la facultad hablando de todo y de nada. Ella tenía clase. Él tenía clase. Pero ninguno de los dos asistió.
Acabaron en la parte de atrás del edificio. Era un jardín, poco cuidado, pero precioso. Los árboles eran grandes y robustos, y empezaban a perder las hojas. Había matorrales silvestres por todas partes. Había incluso flores, flores blancas.
Sin darse cuenta, en algún momento del camino se había cogido de la mano, y no se habían soltado:
-No aguanto más, ¿A qué viene esa actitud tan extraña que tienes conmigo hoy? - preguntó ella, estaba un tanto irritada.
-Que actitud.
-Estás... no se. Normalmente estás pinchándome todo el rato y...
-¿Cómo un niño pequeño?
-¡Exacto!
-Eso lo hacía por que me gustaba ver como te picabas.
-¿Y a cambiado algo para que ahora no lo hagas?
Solo se le ocurrió una respuesta, pero no la dijo. La acorraló contra el árbol y la miró fijamente. Posó su mano sobre su cintura y la atrajo hacia si. Ella no se resistía como otra veces... eso le hizo sonreír.
"¡Venga! ¡Bésame! " imploró ella.
"¿Debería besarla?" se preguntaba él.
Los segundo transcurrían, eternos. Estaban a escasos centímetros el uno del otro.
Ana sentía la agitada respiración de Manuel sobre su boca, eso la hacía desearlo todavía mas.
Él sentía el temblor que la recorría.
Ella ya no podía esperar más, le rodeó el cuello con sus brazos y le miró a los ojos.
Él se quedó parado ante la respuesta de la chica.
Ella le besó, un beso largo, apasionado, mutuo, increíble, inolvidable, perfecto, de esos que te dejan sin aliento, de los que deseas repetir.

Se separaron, contentos, sonrientes:
-¿Qué a sido esto? - preguntó él.
-¿Enserio necesitas que te lo diga? - bromeó ella.

Se volvieron a besar, pero esta vez fue él. Él con uno de esos besos suaves, cariñosos, cortos... e increíbles.

-Quedamos esta tarde - dijo el chico.
-No creo que pueda esperar hasta esta tarde.
-¿Pero no tienes clase?
-Qué más darán las clases.
-Cierto, que más darán las clases. Nos vamos ahora.

Y se fueron. Y pasaron el mejor día que hallan recordado. Y antes de que Ana se fuese él le dijo:
-Ana, te quiero.
Y la chica se fue, sin responder, sonriente. Y pensó "este será un día para recordar".

4 comentarios:

  1. fuuas me encantaa :D :D :D
    Un beesoo ^^

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  2. Wow ! Sabes como cautivarnos con tus palabras, eso me encanta ! Que magica la entrada! Yo quiero un beso asi.

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  3. Me encanta esa sensación que provoca el cortejo de los primeros momentos, de los primeros roces. Besos.

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  4. Me encanta, destilas magia, un besazo
    http://ladybeautydiary.blogspot.com

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